Los cabellos,
los hay de todos los colores y formas: rojos, amarillos, negros, azules, rojos
y amarillos, negros y amarillos. Y de todos los cortes, cepillo, cuchara, largo
telenovela (con ondulaciones imposibles), largo escoba ( los que se dejan
crecer y nunca se cortan, termina con las puntas abiertas y tiesas como las cerdas de una
escoba de paja) y, después, está el corte mujer mayor de 60: cortos con rizos
permanentes o de rulos, escala de negro y grises habitualmente, o rubio dorado.
¿Qué pasa con
la edad? ¿nos creemos acaso que hemos llegado a la residencia?, ¿van todas a la
misma peluquería? porque parece que sean de donde sean, norte, sur, éste u
oeste, el corte y textura de cierta mujer es universal. Creo que a las
peluqueras les enseñan en la academia que a toda mujer mayor de 60 que entre
por la puerta, corte estándar ,-le plantáis los rulos-les dirán,- les echáis
tres litros de laca, y ¡ala, marchando!-. Y todas tan contentas. A partir de los
50 no existe la originalidad, ¿o sí?
Claro que sí,
los 60,50, 20 ó 30 son la misma edad. Para la variedad y gusto no hay tiempo.
Pero nuestras madres parecen haberlo asumido, y es que ellas lo buscan. Mi
vecina, una mujer ya entrada en años, creo que tendrá unos 80, presumía el otro
día de haber ido a la peluquería, y se notaba. Tenía el famoso gran rulo
saliendo de las entradas, que mas bien parecía un tupé, todo ondulado y
brillante.
-Me han hecho
la permanente.
-¿Otra vez?-le
contesté- ¿no te la hicieron hace dos meses?
-Ya ves
hija-me dijo resignada- es que mi pelo no es como antes, se me cae al poco
tiempo.
Y el color,
que me decís del gris ceniza. Cuantas vueltas habré dado por las droguerías de
medio pueblo buscando ese color para mi abuela.
Señoras, son
guapas, hermosas, no tienen un rostro liso, pero sí bellas historias a sus
espaldas, años de trabajo, de lucha, de vidas llenas de alegría y pesares.
No se resignen
al negro o al gris. No son mayores, tienen más experiencia y eso pesa más. No
renuncien al color, ni a los cortes que realmente les apetezca.
¿Por qué no
llevar una melena con 80 años? ¿O mechas, o flequillo?. ¿Por qué vestir la vida
de gris si aún están sintiendo?.
La vida es el
azul de cielo, el verde de los campos, el color dorado del sol. Es la brisa de
la mañana, los dulces de los domingos y los paseos al atardecer.
La vida es la
sonrisa , el latido nervioso ante cualquier emoción. También es el dolor, claro
que sí, de huesos, cervicales, lumbago, lo que quieran. Pero eso significan que
están vivas. Disfruten al cien por cien todo el tiempo y no piensen en el final, porque
desde que nacemos nos estamos muriendo. No hay edad para el fin, por eso hay
que vivir cada día con esperanza y felicidad.
Inunden de color sus vidas. Mírense al espejo
y sonrían. Ha pasado un día más y están aquí. Otros no pueden decir lo mismo.
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