jueves, 14 de noviembre de 2013

¡VIVAN LOS CHURRROS CON CHOCOLATE!


 

 
Y los buñuelos ensartados, y los pestiños y mantecados. Que vivan las galletas María, las de toda la vida y las torrijas.

Ya estamos rodeados, no hay escapatoria. Donde vayas te encuentras asediada por dulces de todas las clases, cubiertos de papeles de colores o dorados; en cajas presentadas con esmero, o a simple vista porque están tan ricos que no necesitan más. Pronto serán las fiestas y habrá que celebrarlo.

Yo miro de reojo, cada vez que voy al súper, esas reliquias navideñas, evitando la tentación de comprarlas. Por mí podrían venderlas todo el año, porque me encantan , aunque hoy en día sea un pecado mencionarlo. En la era de las dietas, del vientre plano, de caderas y cintura en línea recta, decir que te encanta merendar un dulce es prohibitivo, pero sin embargo, ¿seré la única que lo hace?...

Después está la reliquia por excepción, los famosos churros con chocolate, negro, denso y caliente. Y es que no hay nada mejor que pasar una tarde de domingo comiendo unos churritos calentitos acompañados de un tazón de tan preciado mejunje. ¿Y el subidón que te entra cuando se mezcla en tu boca lo dulce con lo crujiente?, es un subidón de alegría, de endorfinas o qué se yo, pero sales del establecimiento con ganas de comerte el mundo. Después ya pensaré si ceno o no, pero mi ración, que no me la quite nadie.

Por eso digo: ¡¡QUE VIVAN LOS CHURROS CON CHOCOLATE!!!

 
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