"No hay un sólo rey que no descienda de un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia" .
PLATÓN 427 AC-347 AC
¿Quién decide?
¿Quién decide tu felicidad?, ¿quién quiere borrar la
esperanza?, ¿cuánto podemos aguantar?, ¿cuántas veces nos podemos levantar tras
una caída?, ¿cuántas cicatrices podemos llevar?.
Nada es comparable a la resistencia. Somos fuertes, tenemos carácter, somos un
pueblo luchador que sólo una vez se resignó. Debemos levantarnos, debemos
cambiar las leyes que rigen el Gobierno y permiten la corrupción. Ahora tenemos
la oportunidad y la capacidad. No lloremos, no nos recreemos en la queja sin
salida. Luchemos por un Gobierno solidario, en paz, que luche por el pueblo que
lo ha votado y no por los intereses económicos. Que sepa buscar la solución más
acertada a cualquier problema; que sea buen economista, pero economista del
pueblo, no sólo de la élite. Que gobierne para todos, los que tienen y los que
no; para que seamos todos uno solo, sin prejuicios, sin “arriba y abajo”. Que
el dinero no sea un camino, sino un recurso justo al alcance de todos.
Un Gobierno que luche por nuestro bienestar, el de
todos. Que sepa defendernos fuera y dentro; de nosotros mismos, si nos portamos
mal y del exterior, si nos obligaran a violar nuestros intereses.
Que sepan ver que los números, cifras, índices, no
reflejan el estado del pueblo.
Necesitamos un Gobierno que interactúe con nosotros y
nos haga participar en la decisión de los temas más importantes. Podemos pensar que no todo el mundo está
preparado para decidir sobre temas que no conoce. Pues que hagan reuniones en
los distritos de las ciudades y en los pueblos, para que sus dirigentes,
expliquen con palabras comprensibles el contenido del tema a tratar.
Así todos entenderemos más de política; los jóvenes
aprenderán lo que es gobernar y el Gobierno lo que es la humildad. Que el lazo que
unió a gobernantes y pueblo sea aún más fuerte después de las elecciones. Como
un “matrimonio gubernamental”.
Que podamos aportar ideas, ¿quién dice que un
albañil, abogado, médico o electricista no puede tener una buena idea?, ¿que la
luz o la puerta a un problema no la puede aportar una ama de casa?.
Tenemos que involucrarnos más con el Gobierno y que
él se involucre más con el pueblo. Es nuestro deber buscar una salida. Nosotros
somos cincuenta millones, ellos son sólo unos miles.
Nos levantamos, el pueblo resignado con su situación y el Gobierno, con la suya. Nos hemos distanciado y tenemos que volver a unirnos, como uno solo.
¿Quién decide como vivir, como soñar e, incluso,
como morir?. Nos sentimos cómodos haciendo que otros tomen decisiones por nosotros.
Pero esos otros son personas, con sus defectos y virtudes, como nosotros.
Quizás más valientes algunos, más ambiciosos otros, más egoístas o más
abnegados.
Y seguimos viviendo, como si nada. Un día
introducimos una papeleta en una urna y nos olvidamos de todo, dejando la
responsabilidad en unas manos que no conocemos pero en las que confiamos.
Nos sentimos satisfechos, de haber ejercido la
democracia. Pero la democracia no es un día, una papeleta. La democracia no
debe hacer que miremos hacia otro lado, porque la democracia somos todos. Si
nos volvemos de espaldas, si ignoramos, seremos cómplices de un golpe de
estado. Quizás los gobernantes hayan olvidado muchas cosas, quizás hayan dejado
atrás los principios que debieron siempre tener. Pero nosotros también hemos
olvidado, hemos dejado la responsabilidad de todos en manos de unos pocos y
después nos hemos sentado a esperar.
Hemos dado tanto poder y nos hemos olvidado de
vigilarlo, que lo hemos perdido.
¿Quién decide nuestro futuro?,¿qué trabajo debemos
tener?, ¿a qué colegio irán nuestros hijos?,¿qué recibiremos cuando lleguemos a
la vejez y necesitemos una ayuda más que nunca?,¿quién decide que seas pobre o
rico?, ¿que puedas tener una buena educación o ser un marginado?.
Eres tú quien decide. En ti está la capacidad de
abrir los ojos o de ignorar. En ti está la paz, la igualdad, la maldad o la
bondad. Eres tú y nadie más.
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